Según ‘El Minuto Digital de España” un egipcio llamado Abdullah Seyd
Ahmed intentó abandonar un avión estando a 8.000 metros de altura durante el
vuelo desde la ciudad de Sharm Al Seikh a la capital del país, El Cairo, con
144 personas a bordo de la aeronave.
Abdullah Seyd procuró abrir la puerta y salir del avión. Otros pasajeros y un oficial del servicio de
seguridad lograron impedir la maniobra, le ataron las manos y tras el
aterrizaje lo entregaron a la Policía del aeropuerto internacional de El Cairo.
Ya en tierra el
detenido, Abdullah Seyd Ahmed, relató a los policías que hace una semana se
quedó sin un trabajo prestigioso y regresaba con ese avión a su ciudad natal. A
la altura de 8.000 metros, al ubicarse “tan cerca de Dios”, el hombre decidió
salir del avión para discutir con el Altísimo sus problemas y “pedir a gritos
su ayuda”.
Amigo/amiga. De este relato podemos sacar algunas lecciones prácticas.
A- La gran bendición que poseemos los que le tenemos a Cristo en el
corazón, por este medio de comunicación tan importante y efectivo que Él mismo
nos dejó: La oración.
A muchos mártires le detuvieron en la época del comunismo procurando que
apostataran de su fe, pero no contaban que los mismos en sus catacumbas clamaban
a Dios y se fortalecían en El.
En Hechos 16 vemos que luego de ser azotados Pablo y Silas oraron,
cantaron a Dios y el Señor permitió un terremoto que derribó los barrotes de la
cárcel, las cadenas cayeron y fueron
sueltos. ¡Que gran bendición es el que podamos acudir a Dios a través de la
oración!
¡Que las cárceles de tus adversidades, se abran en el Nombre del Señor!
B- La otra enseñanza que podemos extraer de lo que hizo Abdullah Seyd y
que quizás él mismo desconocía, es que no necesitamos estar a 8.000 metros de
altura para hablar con Dios. ¡Podemos acudir a Él en donde estemos! ¿Recuerdas
el teléfono de Dios? Se encuentra en Jeremías 33: 3 “Clama a mí y yo te
responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”
El Señor Jesús, enseñando acerca de la oración, dijo: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré” Juan 14: 13-14 ¡Gloria a Dios!
¡Que gran privilegio y bendición tenemos los hijos de Dios, que podamos
acudir a Él en oración, en cualquier momento y en cualquier lugar!
Por ello, no dejes de clamar. ¡En Dios está la respuesta que buscas! Que
el Señor te bendiga!
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